
La retirada del pañal en el niño es un momento muy esperado por todos los padres. Muchas veces hay circunstancias, como la entrada en el colegio, la llegada de un hermano o incluso el deseo de que el niño sea más autónomo, que adelantan este proceso. Conocer qué requisitos deben darse y cómo realizar el control de esfínteres es tan fundamental como saber que no hay reglas fijas y que el momento varía mucho de un niño a otro.
El control de esfínteres
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que la retirada del pañal no es lo mismo que el control de esfínteres. El control de esfínteres no es algo que el niño pueda aprender, es un proceso madurativo muy relacionado con la maduración de la médula espinal en su parte inferior. La presencia de ciertos reflejos primitivos, que ocasionan hipersensibilidad en esa zona, puede ocasionar cierto retraso. Intentar una retirada de pañal cuando no hay suficiente maduración fisiológica, no es una buena idea.
Los seis indicadores para saber si un niño está preparado para la retirada del pañal
- Debe ser capaz de pasar largos ratos (durante el día y en la siesta) con el pañal limpio o seco
- Debe distinguir, en el momento del cambio de pañal por el adulto, si ha hecho pis o caca
- Debe contar con un lenguaje que le permita expresar sus necesidades a tiempo (pis, caca, orinal…)
- Debe ser capaz de identificar las sensaciones corporales previas para avisar con antelación, ya que al principio solo será capaz de hacerlo cuando se haya manchado
- Debe tener la motivación suficiente para participar con alegría en este proceso, que no deja de ser un gran cambio
- No debe coincidir con otros cambios importantes, especialmente las que puedan suponer una regresión, como por ejemplo la llegada de un hermanito, un cambio de habitación, la ausencia de alguno de los progenitores…
Consecuencias de una retirada de pañal anticipada
Como explica Laura Gutman en “el idioma del pis y el autoritarismo” cuando retiramos el pañal antes de tiempo suele crearse un modelo relacional y comunicativo sesgado y recurrente. El adulto comienza a intervenir para tratar de evitar esos escapes no deseados, empezamos a dirigirnos a ellos insistentemente ¿tienes ganas de hacer pis?, ¿quieres ir al baño?, vamos a probar a ver si sale, hazlo como un niño mayor… Y este idioma del pis, se repite antes de salir de casa, de ir al cole, de hacer una visita, de ir a jugar… y al final dedicamos un tiempo excesivo al mismo tema, lo que modifica la motivación del niño que puede terminar aborreciendo el orinal.
Si un niño no está preparado para controlar esfínteres, difícilmente puede ser “entrenado” para la retirada del pañal, sin sufrir en el intento
Y cuando llega el momento: Adiós pañal
Una vez que estamos seguros de que ha llegado el momento, todo es más sencillo. Solo tenemos que prepararnos para tener un poco de paciencia ante los posibles escapes. Es importante también no juzgarles, ni penalizando los “accidentes” ni premiando los logros. Utilizar ropa cómoda también facilitará las cosas, así como establecer patrones temporales fijos que les ayuden a autorregularse.
Se trata de dejarles crecer a su ritmo y con naturalidad, de acompañarlos en el proceso y por supuesto explicarles las cosas tal y como son, evitando por ejemplo llamar caca a cosas que no lo son. Hacer atractivo y motivador este cambio también puede apoyarse en cuentos como por ejemplo “El libro de los culitos” “Tengo pis” “Las braguitas de Dora la exploradora”… que seguro tendremos que leerles muchas, muchas veces.
Enlaces: Fiona Watt – Usborne. Fuera pañales
Marchesi,A. Coll, C. (1991). Desarrollo Psicológico y Educación. Madrid. Alianza
Violeta Denou Ya no llevo pañales Timun Mas, Barcelona 2004.